En la antigüedad las parcas eran tres señoras muy feas que tenían unas tijeras para cortar el hilo de la vida de las personas. Con el paso del tiempo el número de estas parcas ha aumentado considerablemente, hasta situarse en unos cientos, y establecerse detrás de unas siglas determinadas.
Las tijeras actuales no cortan los hilos de la vida de las personas. Ahora las parcas controlan una goma y un lápiz, hacen y deshacen a su antojo todo lo relacionado con las personas. Ellas, por supuesto, no pueden hacer nada para evitarlo, no olvidemos que las parcas controlan nuestro destino desde un lugar privilegiado al que no podemos acceder. Son intocables e inaccesibles.
El humano, en su ignorancia, se ha levantado y ha pedido a estas parcas que cambien su forma de controlar el destino de la vida, sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos de los maleducados e insignificantes humanos, las parcas no piensan cambiar su situación. Se sitúan en sus sitios privilegiados y miran hacia el cochambroso mundo con desprecio y desdén.
Nadie osa levantar un dedo contra ellas, todo el mundo tiene un pensamiento adquirido tras muchas generaciones de aleccionamiento. No hay que cuestionar las decisiones que toman, solamente hay que aceptarlas y asumirlas lo mejor que se pueda. Es intolerable que un humano cochambroso alce la voz por encima de la mayoría, y ponga en duda su labor.
¿En qué país viviríamos si dejáramos a unos simples humanos alzar la voz? Se perdería todo el orden establecido durante miles de años de educación y cultura. La razón se vería reemplazada por las emociones de unos incultos e inadaptados. Unos pocos que levantan a todos los bien educados y estables ‘ciudadanos’.
En tiempos intempestuosos, en los que los humanos dudan del sistema creado por las parcas, solo hay una solución, reeducar a los desvergonzados y recordar a los demás cual es su posición. ¿Cómo se hace eso? Tras miles de años controlando la situación, han creado más de un sistema para ellos. ¿Cuáles son estos sistemas?... Si los dijera en este blog dejaríamos de existir, no hay que olvidar, que entre sus manos está el hilo de nuestra vida.
Creo que cada vez somos más los ciudadanos que nos alzamos contra el poder impuesto, y no electo. "La historia es nuestra, y la hace el pueblo"...¿No dijo eso Allende?. Hay que tener fe en la ciudadanía. Ya no somos simples contribuyentes, ahora somos personas que toman la calle para pedir un mundo mejor, en el que no esté mal visto ser politicamente incorrecto. Si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir. Me encantan tus artículos Lianiaski, no dejes nunca tu oficio de despertador de las mentes¡¡¡
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