Este año cuando los universitarios de España vayan a sacarse los bonos de los respectivos transportes urbanos, irán con un rosario en la mano y aclamando a la santa madre iglesia. Si es que lo que no consiga la iglesia….
Todos los años vemos como los transportes urbanos suben en todas las ciudades. Son múltiples las causas que atribuyen los ayuntamientos para hacerlo. La subida de los combustibles es una de las más utilizadas, aunque todo vale a la hora de pellizcar un poquito en el contribuyente.
Pero el poder terrenal del Estado, aunque en principio es laico, se ve superado por la iluminación de la Iglesia. Cuando el señor de blanco agita el bastón, que controla al rebaño, todas balan al unísono para responder a su representante, todas marchan en la misma dirección para hacer el bien común.
En definitiva, son una masa inerte que gira en torno al poder del sereno, que tiene las llaves para abandonar la oscuridad y permite adentrarte en la casa del señor.
El destino divino ha hecho que el transporte urbano de la ciudad que recibe al ‘señor de blanco’ vea rebajado sus pecios en prácticamente un 90% de su tarifa normal. Es un milagro en toda regla, en tiempos de crisis y con la que le está cayendo en la mayoría de las autonomías y regala, prácticamente, un servicio aparentemente rentable.
Yo tengo encargada la colección de rosarios por fascículos, a ver si el milagro se extiende a las demás comunidades y tengo el bono de tranvía y bus por el 10% de su valor. Aunque también hay que entender que el ‘hombre de blanco’ hace milagros allá donde va, y esta parte del mapa la conocía anteriormente, pero ahora hace demasiado calor para su señoría.
Por lo tanto, hay que ser condescendiente con la situación y aceptar que viene el representante máximo de la iglesia. Y hay que agasajarlo como es debido, ya que recordemos que la constitución dice que España es un país aconfesional. Aun así la tradición cristiana viene desde hace mucho tiempo, está grabada a fuego en las mentes de nuestros mayores, con una educación nada partidista e inspirada por el espíritu cristiano.
Cuando varios amigos van a cenar tienen un problema con la cuenta, cuando el señor de blanco viene de visita paso lo mismo. ¿Quién paga la cuenta? Porque me parece estupendo que vengas a visitar este bonito país, pero cuando yo voy a otro no me pagan el viaje por todo el morro. Aunque lo mismo, ¿si me llevo la colección de rosarios?
La pena de esto es que a quien se le debe caer la cara de verguenza no se le cae.
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