miércoles, 27 de julio de 2011

A mí me avala el Estado

Me decido a dar el paso de solicitar una hipoteca, es un momento importante en la vida de un hombre. Compras una casa para tener tu propia libertad, te dan un papel para firmar con mucha letra pequeña que pone al final:

Al firmar esta solicitud se le concederá un regalo exclusivo del banco.

Todo ilusionado te dices a ti mismo, que bien, además de tener mi propia casa me dan un regalo, ¿qué podrá ser? Cuando estampas tu rúbrica sobre el papel, el suelo se vuelve negro y una cortina de fuego empieza a surgir a tus espaldas.

Al mirar al frente ves que el amable joven que te atendía se ha convertido en un ser monstruoso con patas y cuernos de cabra. El regalo viene en seguida, unas bonitas cadenas a tus pies hasta el resto de tus días.

Y esto contando con la buena suerte de que el diablo quiera hacer un pacto, lo normal es que no lo haga y te mande a la cueva de otro diablo a buscarte la vida. Sin embargo según fuentes de la prensa nacional de este precioso país llamado España (tierra de conejos, que destacan por ser ‘pillos’ y escurridizos), no todos sufren este ‘infierno’ a la hora de obtener dinero.

Podríamos enumerar una lista de nombres que se ven beneficiados por vestir el ‘traje de almidón’, que regala la democracia a sus grandes representantes. Créditos Blandos para Ricos con corazones de piedra, sería un buen título para una película de terror.

Pues bien, señores que acceden a estos puestos por elección monotáctil (esto es, te toco con mi dedo índice ascendiéndote a caballero de la democracia) se conceden prestamos con bajo interés para beneficio personal, mientras que no los conceden a las personas que carecen de ‘almidón’ ni siquiera con intereses mucho más altos.

Lo más ‘paradójico’ del asunto es que aquellos a los que no se les conceden préstamos o se les ponen grilletes con unos intereses desorbitados ‘rescataron’ a estos señores cuando se arruinaron por culpa de su ‘particular’ gestión.

Moraleja: Nunca ayudes a un lobo a sacar la pata del cepo, cuando sea libre pasarás a ser su presa.

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